Páginas Bastardas

jueves, 27 de enero de 2011

Pan negro: Matar a un ruiseñor

“Pan negro” no admite contemplaciones desde su arranque: los géneros por los que deambula parecen el terror y el thriller rural. Los ojos de un niño moribundo dan paso a los de otro superviviente… el narrador y punto de vista del oscuro cuento.

Hacer un filme dentro de la postguerra española se antoja a priori tan trillado y amoral dentro de la filmografía nacional que cualquier animadversión o juicio de valor (y contenido) toma conciencia inmediata en el espectador maltratado por anteriores torturadores. Agustí Villaronga consigue sorprender por su punto de vista y escenario. Un ambiente rural en Cataluña, un bosque repleto de siniestros misterios y un nombre, a modo de ‘Rosebud’, que queda como herencia de pecados pasados y múltiples tramas venideras: Pitorliua. La inteligente doble adaptación de Emili Teixidor de ‘Pa Negre’ y ‘Retrat d’un asáis d’ocells’ da como resultado un relato sobre dobleces y creaciones de pequeños monstruos por mentiras de engendros mayores.

Pan Negro” funciona como pasaje brillante de una infancia arrebatada y mutilada en diferentes mosaicos de una familia del bando perdedor. La distinción entre vencedores y vencidos parece clara como delimitación de bandos pero no encontraremos en el filme ningún aspecto característico del cine progre por eliminación de componentes poliédrico-maniqueos ‘fachosos’ habituales. Sí pueden existir lugares comunes o cierto aire y atmósfera fantasiosa por ser ese punto de vista infantil el que se encuentra en todas las acciones y lugares de la obra.

INICIACIÓN Y MADUREZ PREMATURA
Aquí aparece una crisis de identidad por la desmitificación de la figura paternal y se consigue salir indemne al introducir temas inusuales como la homosexualidad. El director de “El mar” nos habla de panes blancos y negros, de bandos victoriosos y sometidos, de clases condenadas ante leyes que no gobiernan pero sí ejecutan. El mundo del silencio esconde sombras y fantasmas que, poco a poco, terminan formando susurros y secretos a vivas voces. Tal vez me chirrían demasiados detalles que podrían estar mejor pulidos. Sergi Lopez, al igual que viejas glorias, recuerdan a anteriores entregas e interpretaciones pasadas, aunque en líneas generales convencen plenamente. Los mayores problemas no son de forma ni de formato sino de fondo. Para empezar, el guión se sustenta en el punto de vista de Andreu, el infantil protagonista, y éste tiene que estar presente en todos y cada uno de los lugares y sucesos de toda la película… investigando, preguntando y cotilleando más que Philip Marlowe y Lydia Lozano en un aventura gráfica de misterio. Tal vez esa quiebra sobre la credibilidad del relato tan sólo sea una ventisca que no llega a rasgar las páginas del guión… aunque lo que escapa de mi absoluto entendimiento es una niña cabrona e hija de puta (sin acritud) que no para de farfullar, malmeter y engendrar odio, con su sucia lengua de víbora, que va al colegio con los protagonistas y siempre… ¡está con ellos! … pese a que le partan la cara en cada secuencia… y cumpla con su labor de ser un recurrente y facilón recurso para escupir información. Tampoco el seco final me emociona como debiera y me deja frío y prácticamente sin emoción. 

DESPEDIDAS PATERNALES
 “Pan Negro” es una historia sobre la línea de la verdad y la mentira, el secreto y la creación de mitos y monstruos en la misma entidad. De esa dependencia del punto de vista que hace convertirse a los pájaros en ángeles o monstruos alados, donde el único escape ante la infancia maltratada es la locura o la transformación.

5 comentarios:

  1. Yo salí de esta película con dolor de testículos.

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  2. Es cierto que a partir de cierto punto es complicado continuar su visión sin un ligero dolor testicular...

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  3. Para vosotros, las anónimas salímos parlando catalá (y no en la intimidad) (y con regusto a pizza calzone)

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  4. ¿¡Regusto a pizza calzone!?
    ¿¡Anónim-a!?
    ¿¡Catalá en público!?
    Demasiadas cosas para asimilar...

    Saludos!

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  5. Otra vez la anónima2 de febrero de 2011, 0:08

    Jajaja mejor no hablar de tartas rosas que iba a quedar muy raro.

    salutacions bastards!!!

    Petonets.

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