Páginas Bastardas

viernes, 22 de octubre de 2010

Serial & Killer

Las series, series y seres son. Técnicamente hacer un Festival de Series supone un pequeño reto ya que, considerando un hipotético Festival de Tartas (y tortas gastronómicas y entre reposteros), uno puede encontrarse que una pequeña porción de pastel puede no resultar lo suficientemente heterogéneo. Eso es que si pensamos en una serie como una tarta, ésta no sería exactamente la misma en cada porción. Tendríamos que comernos toda esa ‘empanada glaseada’, en su máxima expresión, para hallar el equilibro del ecosistema dulzón. 


No tenía constancia de que hubiera un Festival de Series. No sé hasta qué punto se debe hacer una cata de ‘des-homogenizadas’ porciones de un pastel. Aunque es cierto que el II Festival de Series consiste en un caramelo a la puerta del colegio para captar nuevas presas. El memorable piloto de “Boardwalk Empire” es toda una vía de lanzamiento de tiempos perdidos para la HBO. El Círculo de Bellas Artes puede volver a dibujar ese ‘círculo’ temporal en la historia de las series de ficción.

Pero antes de toda tempestad hay un lapsus para la calma y el pensamiento. 


¿Relación entre Twin Peaks y Los Vigilantes de la Playa?
La exposición de Guy Bourdin se convierte en un pequeño festín gafapasta y un gran tesoro. Como todo botín hay que atravesar y sortear una serie de peligros y laberintos. Si han estado en la Sala Canal de Isabel II, que se encuentra en Santa Engracia 125, me comprenderán inmediatamente. Semejante ‘entrada’ al centro es de órdago y una película de Lynch o Fellini se convierte en mera sutileza en comparación. La entrada es una acera… pero no se entra por ahí. El acceso es dar una vuelta a una sala de accesos donde te fichan con tu DNI, te hacen pasar por un detector unas cuarenta y cinco veces y además siempre pita y para colmo y después de enseñar las lorzas y el cinturón te hacen salir por una puerta que se encuentra a un metro del punto inicial. ¿No era más sencillo dar dos pasos y decir que no vienes a poner una bomba? Al parecer quién osa a dar esos pasos acaba en una fosa común ‘salteado’ por cal. La seguridad privada está así de chunga.

Pero luego llega la tempestad y el momento de llegar a citas y al lugar de encuentro y encuentros. 

Al fondo alguien hablaba. El resto también.
Al llegar uno señores trajeados decían… ‘estos son los friquis’. Señalaban a un grupo de friquis, así que no iba muy mal encaminado. ¿O no se es friqui si se va con en uniforme de Dharma? Pero esos friquis no iban a la Inauguración. Cuando llegamos más o menos a las 20:30 a la segunda planta por las escaleras (hábilmente habían bloqueado el ascensor para que nadie se les colase) nos dimos cuenta que el sarao no era lo que pensábamos. Una mini-exposición con diez paneles con una línea temporal seri-televisiva, una mini-tienda de la Fnac y el acceso al Teatro Fernando de Rojas adornado con pegatinas de “Boardwalk Empire”. Cerca de la entrada un panel nos bajaba la erección.
18:00: Homenaje Perdidos – Jack Bender, productor y director de LOST; Naveen Andrews, actor (Sayid en LOST) Presenta FOX. 
¿¿18:30??
Bueno, este Sayid se parece mucho a Richard Alpert… pero bueno… los problemas con la imprenta y los cambios de última hora… A lo que iba: ¡¡¡18:00!!! ¿Significaba eso que no podría ver a Jack y a Sayid Albert? ¿No podría ver la canita de Nestor Carbonel? La depresión no se pasaba ni con una cerveza. Como estábamos en el preestreno de una serie que fomenta el consumo de alcohol había que pasar a los cócteles que veíamos pasar en  manos ajenas pero no en las nuestras. Al parecer en una barra había dos camareros-barman que los servían. Fuimos allí y estaba más rodeado que una actriz porno de primera fila en un Festival de Cine Erótico. Había mucho vicio ahí, sí. 

Imagen y proyección
Yo fui a ver a Jack Bender y a Nestor Carbonell y me encontré con José Coronado ‘apollancado’ en un sillón de la zona VIP. Bueno, de VIP tenía esa zona el nombre. Era similar a que mi madre se pusiera las ‘pieles’ y unos zapatos nuevos de Los Guerrilleros y acudiera al evento. Coronada parecía un Tony Soprano a dieta, sin glamour y con tufo a Actimel hasta en los sobacos…

Ante tanta cutrez lo mejor era emborracharse. Los cócteles los hacían un par de bármanes. Llegamos a su barra improvisada por mesas y observamos el proceso: dos hielos, meneito de los mismos, escurro el agua, hecho la ginebra de una botella que parecía de Cointreau y después una limonada de jarra de los chinos. Adorno con un calabazín chuchurrido y pa’ dentro. Puede repetir el proceso mentalmente y de memoria ya que el barman lo repitió tantas veces… pero tantas veces que le apodamos, en honor a Esperanza Aguirre, hijo-puta. ¿Por qué? Porque no nos servía y ni nos miraba a la cara. Una pareja que se encontraba esquinada a nuestra derecha optó por el pillaje y se largó con las copas. 

Me hice una foto con Sheldon Cooper
Después llegó un ‘humorista’ al escenario improvisado y llegó la ley seca. Sí, como teníamos que dirigir nuestras miradas y debían dirigirnos se optó por el paro de ‘alcohol’ en barra. Entrecomillo lo de humorista ya que el tipo tenía el mismo humor que mi esfínter al dilatarse para expulsar gases. Simplemente patético. Una señora que pasaba cerca dijo que trabajaba en la fundación del Patético de Madrid. Obviamente Patético y doblemente. Pero el momento estelar fue cuando el director-jefazo-que-ha-pagado-todo-esto saltó al escenario y unos cien pelotas aplaudieron a rabiar. Fue lo más vergonzoso que he visto en mi vida porque si me pagasen lo mismo que a ellos aplaudiría diez vez mejor y con más alegría. Yo, si fuera el director, les despedía a todos a la mañana siguiente. 

Menos mal... aunque, ¿qué dijeron?
Pero llegó algo todavía peor… Sí, si fuera una serie sería como “Hostel” con más carnaza en cada episodio. Ahí estaba Il divo Coronado leía el texto sin énfasis ni emoción. ¿Cuánto le pagarían? Seguramente una ‘miseria’. Coronado hablaba y hablaba e incluso hacía chistes sobre “Lost”, sobre la escotilla y el final. Puedo apostar a que no sabe nada de un tal Jacob y mucho menos que había un perro. Coronado aburrió más que un Borbón e incitó al Bourbon

Charla antes de la proyección. Unos friquis le acosaron...
Llegaron Bender y Carbonell y la cosa se puso muy caliente. Hablaron de lo mucho que les gustaba la paella, las sevillanas, las coplas y el vino. Todo en inglés y sin traductor. ¿Será por aquello de la venganza de lo que vimos la serie entera en versión original antes de tiempo? Después llegó el intricado gorroneo social del canapé, la copa y la mano rápida. Había cola para el jamón y nos atiborraron de queso: con tomate, a cuadraditos, laminado, blanco, amarillo, grueso, fino y con salchichón. Hubo tortilla con formato ampolla, sándwiches micro y carne refrita. Para el final, en el que se suponían que iban a llegar los postres, sirvieron macarrones a la carbonara. No había tiempo porque se abrían las puertas y el mismísimo Carlos Boyero y su corte, troupe o galería de la fama querían ver las delicias de Scorsese. Yo ya había visto el piloto y por eso lo disfruté el doble: por estar proyectado en sala y conocer al dedillo ese tour de forcé a golpe de millones de dólares que recorre desde “Uno de los nuestros” hasta sus ecos finales de “El padrino”. Si quieren más ya tienen su review en este blog. Me gustaría contarles más como la historia de unas niñas friquis que acosaron a todos los famosos y de una señora que gorroneó todos los 'picos' de una mesa pero...

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