Operación bastarda II: Filmaffinty

Ver cine y hablar de cine. Ver cine y escribir sobre cine. Ver cine y debatir sobre cine. Pueden ser pautas de conducta habituales en cualquier planeta cinéfilo. Antes la charla debate era entre amigos o en círculos afines hasta que llegó un mundo de conectividad sin límites. Sí, Internet. Ahora las hostias, chillidos y discusiones brutales llegarían en caracteres, emoticonos y datos transmitidos a velocidades capaces de unir dos continentes en un solo click. Llegó el foro, el chat y la red social. Ahora todo el mundo opina y discute a leches virtuales. Patea el teclado y el ratón y se pilla berrinches gritando a un monitor. La vida del ciber-trolleo es así de dura… Pero, ¿y si uno quiere dar a conocer al mundo su opinión? Seamos sinceros, el eje gravitacional del ombligo lo mueve todo. Nos mueve a todos.

Está el denominado ego que mueve y remueve mundos personales y una parte del mismo, de aquel efecto ‘ombliguillo’ que consiste en que el universo gire alrededor de uno mismo. Darlo a conocer al mundo. Que todo el pueblo vea sus pelusillas y redondeles, sus huecos y sus carnes en total esplendor y que inclinen sus cabezas ante su oscuridad y pliegues. Muchos critican a directores como Almodóvar por sus constantes pataleos frente a las críticas más adversas pero a todo el mundo le gusta que le doren la píldora. A la indiscutible madre que le digan que es la mejor cocinera, al padre que es el que mejor trabajo tiene, que a sus niños les engalanen en sus estudios y que nuestros jefes nos digan lo bien que lo hacemos. Es ley de vida. ¿Por qué al que escribe, dirige o actúa no le va a gustar lo mismo?

Mi reino por un bastardo...

Filmaffinity no paga al usuario por cada crítica que publica. Esto es que al no existir ánimo de lucro el único interés es ánimo de ego… aunque éste sea indirecto y únicamente por amor propio o como mero registro de lo que uno ve y siente. Compartir con el mundo lo que uno piensa es una opinión y punto de vista… por lo tanto discutible y rebatible por otros puntos de vista. La página de Pablo Kurt tenía el encanto de lo anónimo al no existir interacción entre los usuarios. No era una red social sino puntos de vista y opiniones sobre cine. Contraataque puro y duro sobre el vulgo de la crítica especializada. Existían los foros y los chat, imdb y páginas inferiores pero nada que estuviera en español que uniese a tantos usuarios.

Bandos, bandas y cine

Con la novedad en mano de introducir críticas Filmaffinity dio un paso de gigante pero se olvidó de otro. No había interacción para adorar las críticas de usuarios al no poder incluirla la misma en una crítica… pero llegaron las críticas favoritas y la opción de valorar la misma. Empezaron los fusilamientos y los ‘rankings’ de críticas, de usuarios más votados, de trolls animadores del cotarro y de pataleos ‘Almodovarianos’ al ver que la plebe no compartía la opinión del ‘artista’. Fueron los mejores tiempos de la página ya que el ingenio para la interacción superaba el orden establecido. Algunos incluyeron su dirección de correo electrónico en sus listas y se dejaba el registro de lectura en las críticas favoritas. Te sigo y me gustas. Había culebrones con ‘big brothers’ y puntos de encuentro undergounds. Llegó la ‘crítica homenaje’ o la ‘crítica awards’. Llegó un punto en el que la agudeza y perspicacia de los usuarios condujo las riendas de la página… pero también aparecieron los ghettos, las bandas rivales y tiroteos en cada esquina. Es la ley de las calles de la cinefilia. 

Con Chaplin se vivía mejor...

Cuando los usuarios pudieron interactuar con mensajes y aparecieron los primeros foros alternativos ante la ausencia de un oficial creo que todo cambió. Cada uno decide aquí si fue para mal o para bien. Si con la transición y la democracia se acabó la dictadura. Cada uno puede pensar si ha ganado o perdido algo. La realidad es que Filmaffinity sigue en pie y es una red social sobre cine en un universo en el que tiene poca o ninguna competencia. Que cada ‘ombliguillo’ piense lo que quiera. Hay libertad de pensamiento, ¿no?

El problema de la cinéfila, cambiando ligeramente de tema, es el tiempo. Uno puede dedicar el 90% de su tiempo libre a devorar cine y escribir sobre cine… pero si ese tiempo libre es mínimo todo se verá reducido. Incluso puede que piense en prescindir de lo ocioso en pos de lo práctico. Personalmente me encuentro con una difícil tarea y al única manera de superarla es marcarme un objetivo. Ese es en intentar ‘colgar’ en la página todas y cada una de las pelusillas y pieles que yacen en el interior de mi ombliguillo. ¿Lo conseguiré algún día? Creo que para da un nuevo paso hay que acabar el anterior y ese es intentar acabar con todos los borradores, líneas mínimas o ideas plasmadas en formato Word de textos que no han visto la luz. Son cerca de 450 críticas… ¿El plazo? Antes de fin de año. ¿Cómo y cuándo? Próximamente… Permanezcan en sintonía con este ombliguillo.