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jueves, 30 de septiembre de 2010

Boardwalk Empire (1x01) Boardwalk Empire: Atlantic City, 1920

¿Está condenada “Boardwalk Empire” desde su parto televisivo a la absoluta comparación con “Los Soprano”? Por supuesto, por dos fuertes lazos con nombres propios que no admiten discusión: Terence Winter y HBO. Las coincidencias y las comparaciones pueden ser odiosas pero las contracciones pretenden ser tan poderosas como olas de diez metros, tremendas como terremotos y agitadamente contundentes que lo equidistante deja paso y poso a nueva franquicia. 

El arranque de “Boardwalk Empire”, de homónimo nombre, a manos de Martin Scorsese supone un ejemplo de lo que debe, tiene que ser y ofrecer un episodio piloto. Reclamo absoluto por su petulancia, pomposidad y genialidad que recorre un halo cinematográfico concurrido desde “Uno de los nuestros” hasta “Infiltrados” con futuras y próximas reminiscencias a “Casino” ¿Será ese combate de boxeo con enanos un guiño a “Toro Salvaje”? Adivinar intenciones en algo superlativo es complicado aunque se detecta un homenaje final en una secuencia de montaje que evoca al mismísimo “El Padrino” para albergar un clímax que cierre el episodio. ¿Un último suspiro y aliento ante la posible salida de la serie de las intenciones de la HBO? ¿Un último trago redentor? 

Scorsese volverá a tomar la batuta en próximas entregas porque las intenciones de los directivos de la cadena por cable han sido de dar más vida a algo que parece grande y mayor. Esa evolución y línea segmentada y soñada de “Deadwood” hasta “Los Soprano”. Prueba superada porque si un episodio de semejante clase y categoría no epata es que algo no funciona.


Tesorero y Faraón

“Boardwalk Empire” es una lección cinematográfica, en formato serie que no es tal por su amplia duración, desde su primer plano a último en forma de ‘oval iris’, que parece enfocar el género hacía una época pasada, hasta su lección magistral de ritmo y montaje en cada secuencia. Nos remite a un flashback como juego temporal de encaje y su personaje principal es presentado mediante la mentira y la hipocresía. Hablamos de votos y política, sí. Estamos en Estados Unidos de América en 1920 pero la aprobación de la ley seca nos remite a un guiño del guión sobre tiempos presentes. Hablamos de tabaco, del nacimiento del FBI, de nuevos horizontes para la criminalidad y, sobre todo, de política y mafia a partes iguales. ¡De mayor quiero ser Tesorero! Dirán a partir de hoy muchos niños. No importa el nulo atractivo sino saber moverse y caer bien a todos. Tener poder y contactos. Olfato para los negocios, vamos, y sobre todo si son ilegales. 


Villanos, ladrones y archienemigos

Los personajes parecen difusos y dibujados sobre contraposiciones. Grises y con muchos matices e historias secretas y venideras. Desde el arribismo y sed de éxito de Jimmy, el eterno chico de los recados y chófer aspirante al trono del maestro, que debe empezar a volar por imposiciones del destino hasta ese sutil villano llamado Arnold Rothstein, antagonista de ese faraón de los años 20 llamado Nucky Thompson. No se sabe si el trazo de ese sibilino y genial villano estará plasmado como tal en el libro que inspira la serie (“Boardwalk Empire: The Birth, High Times, and Corruption of Atlantic City”) pero todo hace indicar que las apariciones de Lucky Luciano o Al Capone no son simples coincidencias.

¿Precuela de "Infiltrados"?
La inteligencia del guión es tal que las inquietudes ‘Nucky’ son presentadas por esa mirada hacía los escaparates del ‘boardwalk’. Incubadoras para detectar inquietud por un relevo generacional o esa vidente en la recta final con un reclamo publicitario para toda la serie: «What Does The Future Hold For You?». ¿Qué deparará el futuro a un personaje condenado a salvaguardar el nuevo santo y seña de la HBO? Éxito embotellado por el momento desde luego. Porque ese simbólico clavel en el bolsillo de la chaqueta y signo vital del protagonista simboliza una lluvia de claveles para un maestro que también rueda y a lo grande en formato serie. 

¿Qué será... será?

2 comentarios:

  1. Maldito, revise su buzón de correo en EfeÁ

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  2. Uy, eso del EfeÁ... me asuena... Mira que últimamente no me enlogo mucho ahíiiiiiiiiiiii.

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