Páginas Bastardas

lunes, 23 de agosto de 2010

True Blood (3x10) I Smell a Rat: Huele a ratita presumida

“I Smell a Rat”, décimo episodio de la tercera temporada de “True Blood”, ha pasado a la verdadera muerte, antes de su emisión, por tres noticias en resonancia sanguinolenta que han abierto el apetito de sus voraces e insaciables seguidores. Como si de un tablero rosa-sangre se tratara la serie de Alan Ball ha tomado un rumbo en clavadas de comillo mayores al otro lado de la ficción. Tres noticias, sí.

La primera: Evan Rachel Wood (Sophie-Anne Leclerq, la Reina de Luisiana) se separó de su novio Marilyn Manson nuevamente. No era la primera vez que lo dejaban ni creo que será la última. ¿Sabían que rechazó el papel de Ariadne de “Origen ” que finalmente interpretó Ellen Page? Desde luego esta Reinona no da ni una. 

Siniestra y Sin novio Siniestro
La segunda: Anna Paquin, Stephen MoyerAlexander Skarsgard se despelotan, lucen sus cuerpos y los cubren de sangre para la portada de la popular revista Rolling Stone. No sabemos si el trío o la chicha que enseñen entrará en una nueva dimensión vampírica si les dan un Emmy. 

Enseñando chicha, ardor y sangre
La tercera: ¡Bodorrio, bodorrio! Anna PaquinStephen Moyer se han casado. Se desconocen el número de bocados y chupetones al cuello de la celebración y si hubo alguna botellita de True Blood en el convite. Tardaron tiempo en confirmar una relación que era únicamente ficcional y ahora todo se torna real. ¡Soy malo! Ella tiene 28 y un Oscar y Él ni es vampiro, tiene más arrugas que una pasa, 41 y ni un premio al mejor beso de la MTV. Durarán pocos soles. 

El roce, el cariño, el amor... y el odio
“I Smell a Rat” es el último ‘resbalón’ hasta el desenlace de la temporada. Alan Ball sabe mofarse del género pero su desvinculación a las novelas de Charlaine Harris  es tan notable que está utilizando el desmarque como marca de la casa. Vamos, la cosa (y la casa) sangran y uno no sabe si a la cara, por las orejas, a las manos o a la entrepierna.  Posiblemente esta tercera temporada de “True Blood” ha querido tornarse en el enésimo esquema con villano incluido pero sus caminos son tan inexactos que seguramente nos equivoquemos. “Fresh Blood” y “Evil Is Going On” nos darán la respuesta ansiada. 

¡Cómo cambian los cambia-formas!
Sam Merlotte se enfrenta a demonios pasados e interiores. Su ira conduce a la muerte. Victima, en el pasado, de un doble engaño ejecutado por las manos de una rubia. Él antes se afeitaba y vestía de ejecutivo… Hasta que se enamoró de una rubia que el engañó y le robó su dinero. Como buen perro rastreó pero como mal tirador la cagó… Oh, Sam es (o fue) malo, muy malo... y un doble homicida. ¡Cómo cambian los cambia-formas!

Chute mágico y Gayer
Lafayette Reynolds y Jesus Velásquez prueban los efectos de V en plan LSD y descubren un pasado de brujos, brujas y futuras tramas para… ¿la cuarta temporada?

Jessica Hamby y Hoyt lo tienen claro pero al chico y la precoz vampiresa les cuesta los bocados de Tommy-Perro-Pulgoso. Sangre, lanzamiento canino y succión. Así es el amor.

Quién la chupa... la consigue
Eric Northman está cagado de miedo y hace testamento. Todo a Pam pero ni un duro vikingo para la nueva bailarina, Yvetta. Prometió el oro y el moro, sexo y sangre pero la escotada y voluptuosa bailarina quiere pasta. El testamento no deja a nadie indiferente.

Russell Edgington, el  Rey de Mississippi, está triste, solo (ha tenido que huir de la mansión y dejar a su  Reina en bragas) y lleva los restos de Talbot como buen freak. Lo mejor para remediar todos sus males es irse al consuelo de meretrices … o putos… porque sabemos sus gustos. Russell se trajina a su chapero, le deja KO al hablarle como si fuera Talbot y encima le empala para alcanzar una comunión y futura venganza.

¡Estoy L-O-C-A!
Crystal Norris está sola en el mundo después de que la V sane a su padre moribundo. Tomar jugo de vampiro en su familia está castigado con el abandono de hogar inmediato. Se supone que no los de su raza no se pueden mezclar... pero a ella le gusta el cubalibre y sobre todo el de un joven llamado Jason.

Jason Stackhouse y Tara Thornton van por caminos opuestos y paralelos. El ligón del pueblo se empieza a enfrentar a todos sus traumas: empalamientos y disparos devastadores. Tara parece ser fuerte pero simplemente está enfurecida y resentida frente a todos los vampiros. Según ella TODOS son unos secuestradores, violadores, chupadores  y convertidores de humanos en nuevos secuestradores, violadores, chupadores. ¡Son monstruos…! ¿Tendremos una nueva adepta de la secta de la Comunidad del Sol? Además, Bill le dejó tirada entre todas fieras mientras estaba de doble-espía. 

Otra clavada es que, por fin, Jason reconoce a Sookie y a Tara que él fue el que disparó a Eggs y al que esperan le rompan sus eggs. Lo que consigue es el silencio de la morena y el abandono de la rubia. Eso sí, el cabreo lo paga Bill que es ‘expulsado’ fuera de la casa por ‘des-invitación’. Por si fuera poco descubre la verdadera identidad de su amor ‘acristalado’. Jacques Tourneur no tenía ordenadores pero sí insinuantes sombras.  Mujer pantera…, al fin y al cabo, pero con morphing digital que deja claro que los anuncios de cubalibres quedan mejor con rubia, felina y chico intrigado. 

Memorable: Exorcismo vampírco a ventosidades
Sookie Stackhouse tiene la respuesta soñada de la mano de Bill Compton. ¡Es una hada! Pero las hadas fueron aniquiladas por ¡vampiros! O eso cree el chico. Ella piensa que es la Basinger  de “Mi novia es una extraterrestre”. Sin comentarios. Y menos los oscuros intereses que tiene Bill y no quiere reconocer a la rubia telépata. Sí, sí… que la quiere mucho, de mente, corazón y alma… pero cuando esté desprevenida… clavada y de colmillos.

Eric y Bill saben perfectamente que la camarera y su sangre confieren poderes como pasear de día por marina d'Or. Bill quiere protegerla de (al chico hay que regalarle un cuaderno porque hay una lista interminable): de Eric que se la quiere trajinar y utilizar, de una Reina que quiere drenarla, de un Rey que quiere succionarla y usarla como cenicero y de toda la humanidad porque, ¿quién no podrían una telépata rubia en su vida?. 

Eric es muy chulo y malo y quiere que revele a la rubia de bote toda la verdad… si es que le quiere, claro. Y Eric ha aprendido a dar pena… mucha pena… con eso de “Nunca verás mi nuevo tinte de pelo…”. Tanta que la chica va directa al morreo esperado con el vikingo y se enfrenta a los demonios y conflictos del rubiales.  

¡Por fin! Aunque lo mejor es la 'clavada' de después...
Pam, como marca la tradición de todas las rubias fatales que no quieren una mierda de granja en Irlanda, le plantea que debe y tiene que utilizar a la ‘hada’ para que Russell-malo-maloso nos les pase por la Thermomix. ¡Eric! ¡Eric! ¡Vuelves a todas locas! Encadenada y chillona como ninguna Bill irá al rescate de Sookie… su ratita presumida, al menos,  en el próximo episodio.

2 comentarios:

  1. El beso entre Eric y Sookie, un pelo descafeinado, con las ganas que se tienen esos dos.
    La muerte y sufrimiento del puto junto con el king, de lo mejorcito del día.
    Y esos dos gays dándose un pirulo por paisajes brujeriles, no estuvo mal, espero que dé mucho juego, no sé si esta u otra temporada.
    Y la gata salvaje, ah, digo pantera. Como rubia, descafeinada, pero los felinos salvajes y en especial las panteras negras son los animales más estéticos.
    A ver si se va animando.

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  2. Querida Bego,


    Antes de nada: ¡Ponte inmediatamente un apellido Stackhouse en tu nick!

    Efectivamente el beso de Eric y Sookie ha sido de la peor garrafa. Creo que ni se metieron la lengua y, como mínimo, tenía que haber sido negro o con sangre por la tensión sexual generada.

    El King no sé si será The King pero lo mismo acaba como el King del 'Burri-King'. Vamos, ortopédico a no más poder.

    Alan Ball siempre ha defendido a los gays en sus series pero espero que "True Blood" no se convierta en una versión gayer de "Embrujadas" en la próxima temporada.

    Lo de los hombres panteras va a tener mucho peso en la serie pero de momento ha quedado en un pedo con poco tufo.

    En fin, esperemos que la cosa se anime porque ¡no queda nada!

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