Una pequeña catástrofe seguida de otra mayor hace que esté escribiendo estas palabras en este momento y apenas pueda mirar atrás. Sí, estoy atrapado como ese popular pulpo que marca la sintonía del periodismo deportivo natural. Quería esquivar su fama, ignorar el comportamiento sobrenatural de sus incrédulos e internacionales espectadores. Desearía estar escribiendo de otro tema en este momento y de hecho tenía otra entrada preparada… pero esta misma mañana ha sucedido la primera pequeña catástrofe.
Habitualmente compro los viernes el diario Público por el DVD que suele acompañarlo al precio tan progre de dos euritos. Sabía, por su página web, que la próxima película era “El coronel no tiene quien le escriba” pero pensaba que en su interior se escondería un tesoro con ‘próximas entregas’. No sólo no encontré ninguna información aparte del filme de Arturo Ripstein sino que sucedió allí la pequeña primera catástrofe. En la página 51 figuraba, en el especial de Suráfrica 2010, una noticia que cubría prácticamente la totalidad de la página: «El pulpo Paul es la estrella». La noticia relataba que hoy predecía el ganador del Mundial y que Cuatro y C+ Liga retransmitirían en directo tan ilustre elección. Sin salir de mi asombro asomó la incertidumbre de mi pequeña catástrofe personal: Si todo el mundo va a hablar de Paul yo NO quiero ni nombrarlo.
En el trabajo tenemos disponibles varias pantallas LCD colgadas en el techo que sólo se encienden si hay visita, si una maruja lo solicita o si la empresa nos quiere hacer partícipes de algún imprescindible comunicado a modo de publicidad subliminal. También es utilizado por personas que los necesitan para trabajar pero la población marujil arrastra su uso al disfrute de programas tan indispensables y necesarios como la parrilla televisiva de Telecinco o la cocina y programas rosas de RTVE. Anonado me he vuelto a quedar cuando a las once los plasmas, que han estado apagados durante bastantes días, han cobrado vida para que veamos como las anteriores cadenas realizaban su correspondiente cobertura al evento del nuevo siglo: ¡Paul va a adivinar quién quedará tercero! Se lo ha pensado pero finalmente la caja elegida ha sido la de Alemania. Bueno, cualquier persona con dos dedos de enfrente (hasta mi madre que no sabe después de setenta años lo que es un fuera de juego) hubiera apostado por la selección de Klose y compañia... pero... ¡es que Paul es un pulpo!
Después de introducir continuas noticias de la crónica negra española y conexiones con el universo cañí finalmente ha llegado el momento de la verdad (con pausas dramáticas y publicidad de regalo). Paul ha ido raudo y veloz y ha elegido la urna española con una ostra en el interior. Anteriormente habían utilizado mejillones pero una ocasión como está merecía algo especial. El octópodo y oráculo más popular ha sido preciso y su apuesta ha sido realizada. ¡¡España ha ganado…!! ¡¡Hemos ganado el Mundial!! Lo que hace preguntarme para qué vamos a jugar el partido si sabemos que vamos a ganar. Es cierto que Paul falló la final de la Eurocopa pero fue a favor de España y, de momento, es su único fallo conocido. En la página española de la wikipedia han introducido la tabla con sus profecías y sus absolutos y rotundos aciertos. Falta por actualizar sus visiones tentaculares de esta mañana pero de momento su índice de aciertos es superior al acierto de nuestros Tele-Videntes más populares y de nosotros, los TeleVidentes.
¡Qué le den la copa a España ya y se vengan para la Castellana que el domingo trabajo!
Esa cobertura de todas las cadenas me hace reflexionar que sólo un mensaje navideño del Rey puede captar semejante atención. Ni siquiera una rueda de prensa de CR-7 comentando los pormenores de su ‘paternidad’, Pepe Navarro reconociendo su otra ‘paternidad’ o una Belén Esteban anunciando su segunda ‘maternidad’ conseguirían captar el 10% de lo que ha conseguido un cefalópodo vidente especializado en grandes eventos futbolísticos. ¿¡Estamos bien!? ¿Hay algo al otro lado de nuestros cerebros o sólo están habitados por el vacío!? 1845 artículos en las noticias de google en un día hacen efectivo el poder mediático de algo tan aparentemente surreal que no es concebible sin una previa asimilación. ¿Decidirá Paul cómo podemos salir de la crisis internacional? ¿El gobierno alemán realizará experimentos para trasplantar su sobre-animal cerebro a un ser humano? ¿Dominarán los cefalópodos el planeta y en vez de “El planeta de los simios” la película debería haberse titulado “El planeta de los pulpos”? No me imagino a un Charlton Heston morreándose con un pulpo que utilice pintalabios y tenga bola de cristal… pero tampoco nadie daba un duro por España cuando perdimos con Suiza... y en estos momentos es la favorita de nuevo de las casas de apuestas. Vale, hasta mi madre lo sabe, pero ¡es que Paul es un puto pulpo!
Yo, por si acaso, he celebrado la elección de nuestra selección corriendo de un lado al otro de la oficina y ondeando un abanico para animar a España made in Coca-Cola. Sí, si el mundo está loco mejor hacerse el loco que vivir en la absoluta soledad. Eso sí, España debería contraatacar lanzando a La Cabronero y a J.J. Santos, ambos con las banderas de los equipos que se enfrenten, a un acuario lleno de tiburones para saber cuál selección va a ser despedazada. Lo mejor, en estos casos de tentáculos, locura colectiva y catástrofes finales como quedar atrapado una hora en un autobús de regreso a casa para escribir esto antes de partir a otro trabajo, es no dar ideas. Y más en tiempos de crisis y pulpos videntes.
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