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miércoles, 12 de mayo de 2010

The Big Bang Theory (3x21) The Plimpton Stimulation: Estímulos y necesidades

Parecía que las entradas sexuales acababan y me encuentro con ¡esto!: “The Plimpton Stimulation”, el último episodio emitido de “The Big Bang Theory”, va de necesidades y estímulos básicos frente a la lógica de los cerebros pensantes. Es decir, reduce el esquema argumental a estornudos y cuarentenas (5%), traumas-bazinga-sheldonianos (5%), manuales básicos de supervivencia en caso de Apocalipsis Final (3%) y… S-E-X! (87%). No orienten sus antenas hacía un episodio de forniqueo en plan “Melrose Place” ya que poco más que un par de pechugas taponadas por lencería de catálogo de supermercado van a poder ver. Obviamente en “The Big Bang Theory” lo más que presenciaremos será un edredoning post-coital, besos con poca metida de lengua y sostenes tapando cuerpos sexys.


También es lógico que en cualquier serie la evolución tras la ruptura sea:


1º) Reconquistar la amistad.


2º) Los celos que enciendan la llama de una nueva relación.

El paso primero fue dado en el anterior episodio, “The Spaghetti Catalyst”, donde Sheldon se convirtió en un pobre hijo que ha visto el ‘divorcio’ de sus padres adoptivos: Penny-Leonard; y ahora toca ‘celos’. Obviamente sin una segunda gallina en el corral sería complicada salvo que la serie diese un giro a lo “Queer as folk” pero se entiende que Sheldon es estrecho para cualquier tipo de relación.
Una nueva novedad de Sheldon: ¡ha estado en Toronto! Vale, también conoce a la Dra. Elizabeth Plimpton, una experta en física cuántica cosmológica, es de Princeton y escribe libros…con su foto y todo; además es ‘candidata’ y viene de visita (para todos). Al parecer Leonard es fan (entendemos que tiene creado un grupo en el facebook o varios) de la inminente física y para colmo de 'bienes' va a dormir en ¡la cama de Sheldon! Ojo, ‘de’ no ‘con’. Eso quiere decir que Sheldon seguirá siendo virgen a nuestros ojos y que el único candidato en el hogar sea Leonard. Pese a trabarse con las presentaciones la Dra. Plimpton emplitona a cualquiera con sus posados, robados y desnudos frontales.







Ya nos habían adelantado en el anterior episodio que Raj estaba en dique seco durante un año y ahora no sólo descubrimos que Wolowitck ha roto con Bernadette hace dos semanas (razón por la que había desaparecido de la serie) sino que su pudor judío le impide participar en tríos o cuartetos. Posiblemente el giro que se esperaba del episodio fuese algo más indecoroso o al menos que Sheldon cayese a las tentaciones sexuales del libido de la Dra. Plimpton aunque fuera en la mente cuántica de ésta última.



Sigo pensando que aquí falla la serie por exceso de coherencia. Coherencia por seguir a raja-tabla los patrones de la sit-com hasta las últimas consecuencias y coherencia por fiabilidad a su personaje principal. Sheldon parece estar exonerado de estimulaciones sexuales y su destino parece que no va en sintonía a las necesidades corporales de sus presuntos amigos.
Es interesante la vuelta de tuerca del personaje de la Dra. Plimpton: física cuántica de día y ninfomanía de noche; pero lo sería aún más si Sheldon estuviera tentado por ver cómo una mujer (o mejor dicho, una gran cerebro con tetas), de una talla mental como la suya, es adicta al desfase físico-cuántico con ‘juegos de roles’ (por supuesto sexuales) y a la escritura de ensayos con reflujos e inspiraciones nudistas. Si Sheldon optase por emular las andazas de su revolucionará maestra podría haber sido un punto de giro para el esperado episodio final donde conoce a su media naranja. O al menos eso se nos vende. Como nos vendía en la previa de este episodio cierto desfogue que finalmente queda relegado a la relación sexual del resto de chicos. Esa coherencia al formato (apenas veinte minutos) es un lastre en muchos episodios donde se le pide, al menos a título personal, un desarrollo más extenso. Aunque muchas veces sean deseos no realizados y descartes de los guionistas.





La cosa finalmente no queda en cuartero sino en bis a bis y el final de la sequía de Raj. Esperemos que un día acabe la ley seca impuesta a Sheldon y que los vapores y efluvios etílicos y ¡sexuales! exciten a cada uno de sus innumerables teoremas.





Desde luego esas subidas de escaleras a lo “Seventh Heaven” con sus conversaciones se convierten, junto a Sheldon, en lo más mítico de toda la serie. ¿Y del resto? Simple pornografía coral para monjitas de la tercera edad con risas enlatadas.

4 comentarios:

  1. "su pudor judío le impide participar en tríos o cuartetos" No estoy de acuerdo, creo que Howard era el más favorable a la orgía, pero no le dejaron...

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  2. Howard se apunta el primero pero cuando descubre que va a tener que estar desnudo delante de Raj y Leonard se raja completamente. ¿Será su pene circuncidado el motivo?

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  3. No nos engañemos a nadie nos gustaría compartir nuestros juguetes, aunque en el fondo estemos deseosos de una experiencia semejante. Pero creo que todos terminaríamos rajandonos.

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  4. Hola Anónimo,

    ¿Le ha propuesto alguna vez un trío?

    Saludos!

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