Páginas Bastardas

lunes, 24 de mayo de 2010

Experiencia religiosa

06:30 ((23-05-10)) :: Espero en el andén. No hace apenas frío y pocas personas esperan allí. El tren que pasó diez minutos antes se los llevó a todos… o casi a todos. Veo las luces salir del túnel. Ya queda menos. Espero haberme colocado correctamente ya que no me apetece andar demasiado hacia la puerta. Cuando se abra, buscaré asiento y sacaré de la mochila un libro. Ni siquiera lo tengo elegido pero lo haré esta noche porque estoy escribiendo todo esto en pasado. Nada de lo anterior ha ocurrido pero posiblemente ocurra así porque la intranscendencia y monotonía de mi vida no es oblicua a este universo. 


20:30 ((22-05-10)) :: Voy al baño. Estoy en las oficinas de mi medio-trabajo. Me miro en el espejo fijamente. No tengo ninguna marca en el cuello. Pienso por un momento, ¿estoy al otro lado del espejo o estoy aquí?, pero, ¿qué es aquí? Estoy en el presente y pienso en cómo voy a escribirlo en pasado cuando me encuentre delante de un ordenador. 


20:30 ((24-05-10)) :: Ha acabado todo y por eso decido empezar a escribir en esta hora, en este día y ¿en esta realidad? Sí, hablo de The End”, el último episodio de una serie trascendental de nuestra época, que ha cometido un terrible y opaco error, ir de trascendente.

Cierto es que el primer visionado lo he realizado esta mañana cuando he llegado al trabajo pero mi destino estaba escrito y tenía que aceptarlo como tal. He visto prácticamente los cuarenta y cinco minutos finales y otras personas, ya sean mediante socorridos SMS o testimonios, que complementaban la información filtrada en sneak peeks promocionales o en las ‘famosas’ páginas de guión y plan de rodaje en internet enviadas a una página italiana por un ente ‘anónimo’. Todo cobraba sentido, un totalitario sentido… pero no era el que me hubiera gustado. Yo esperaba un Rashomonpero al final todo era tan fácil y legible como un folio en blanco. Creo, es más y puedo adelantar, que a pocos les gustará el episodio final. Con el segundo pase de esta tarde (extras incluidos) solo me entra en mi ojo y se clava en mi cerebro un adjetivo: fallido.



Tal vez el rumbo dado por Damon Lindelof y Carlton Cuse para la última temporada deba titularse, como el filme de Ridley Scott, “Red de mentiras” o maticemos la mentira como falsa o doble verdad. Me explico, nos vendieron desde el principio que los protagonistas no se encontraban en un purgatorio pero finalmente es el recurso utilizado para dotar de forma y fondo a esa vida paralela que definitivamente emerge de la nada. Retrocedamos al primer episodio de la temporada. Sawyer, tras enterrar el cuerpo de Juliet, le pide a Miles que le diga las últimas palabras de la difunta… y éstas son un «It works». Ahora esas palabras que daban credibilidad a esa línea paralela se esfuman como cualquier explicación física orientada a la ciencia ficción y son barridas por la marea como ese aborto fantasmal, y primero en la historia de la televisión, llamado David Shephard.

“Lost” al final del camino, como un enfermo terminal, se aferra a la vida eterna con en retrazo del alma humana. Es un punto de vista válido pero choca con todo lo que nos había ofrecido la serie anteriormente. La iglesia donde la ciencia de Eloise Hawking se había instaurado junto a la Iniciativa Dharma en forma de estación (El Poste de Luz) ahora cede a los encantos no-terrenales de la vida eterna con un reverendo llamado Christian Shephard. Redención, sí, pero a otro campo dramático y género. El del discurso facilón, previsible y cobarde. Hemos pasado de física cuántica a mitología de feria y filosofía barata sin explicación que valga. 


Lostdefrauda porque su vía se inspira claramente en la serie de films que daban representación a la monumental “Heimat”. En especial me refiero al último episodio de la ‘primera’ “Heimat”, “Das Fest der Lebenden und der Toten”, donde los muertos daban la bienvenida al último de ellos en abandonar el mundo terrenal. Puede que aquí hubiese funcionado si todos fueran a despedir al que al parecer es el último en morir, Hugo, en una fiesta donde vuelven a conectar y formar parte del génesis y motor de la isla y del mundo. Pero la obcecación por dotar de ese fondo al formato dramático-espiritual y anular tramas, episodios e incluso temporadas completas a favor de un remake-lostie de “Ghost, más allá del amor” con añadidos de farándula mitológica pero en vez del “Unchained Melody” de The Righteous Brothers nos torturan con “Experiencia religiosa” de Enrique Iglesias. Lost es como darte un caramelo dulce para quitártelo de una bofetada monumental. The End es el cierre de ciclo y la crónica de un plano seguramente pensado e ideado desde el principio. Jack Shephard nace, abre su ojo, se percata de su avión ha sufrido un accidente y ha caído a la isla y comienza la serie; y Jack Shephard ve como su otro avión sale de la isla para cerrar el ojo y morir.

Esa imagen ha querido ser el leitmotiv de la serie y cierre pero el relleno resulta totalmente decepcionante. 


La primera mentira el purgatorio. La segunda es su anunciada duración de dos horas y media y se queda en una hora y cuarenta (los minutos restantes al DVD y hacer caja). La tercera es que habría tres finales alternativos pero se tratan de bromas con personajes conocidos de EEUU. La cuarta dar una muerte cutre-salchichera al villano de la serie a manos de la ‘Arwen’ y cara bonita de la serie. La quinta y no definitiva es que al final no se han desvelado casi ninguno de los interrogantes quedado en el aire la idea de ‘tomadura de pelo’. Para colmo también mintieron en las entrevistas (sexta) al decir que Frank Lapidus estaba acabado...

Pese a sus innumerables inconvenientes el episodio está (en su estructura) excelentemente escrito y poseería mucha fuerza si cambiase la religión por la física. Yo he llorado cuatro veces pero como tengo alergia no debo contar en ese pequeño porcentaje que se ha emocionado con una misa Lostdel gallo y sin cacareo final.

Claro, que si uno llora de risa por ver como la descripción del 'botellón' que realizó Jacob es... ¡cierta! la cosa no va por buen camino. La isla tiene corcho y si se quita pierde el gas... provoca terremotos como una de las pruebas de “Humor amarillo” y hay que ponerla el tapón de nuevo para que no pierda fuerza. Además, hace un teleport de nivel uno a una charca cercana y da muchas descargas electromagnéticas, por lo que prepárate para palmarla si no eres Desmond aka el arma perfecta. En fin, totalmente Lost.

Puede, como única excusa, que el interés de los creadores sea mantener la llama encendida, esa luz eterna que rige el universo y que nunca debe apagarse… La idea tener serie luminosa, etérea y eterna. Dejando interrogantes y caminos abiertos a cualquier posibilidad pero su final delata cierta amnistía por convertir la serie en una mitificada experiencia religiosa.



Dejemos esas frases finales entre padre e hijo, entre Jack y Christian, para los propios losties.


— Hola, hijo. (Horror, ¿Luke soy tu padre?)
— ¿Papá? (Si te parece Jack es Falete)
— Hola, Jack. (Tu padre pa’ estar más muerto que la mojama al menos tiene memoria)
— No lo entiendo. (Ningún fan tampoco)
— Moriste. (¡Una muñeca pepona para Jack!)
— Sí. Así es. (Conversación de besugos…)
— Entonces, ¿cómo es que estás aquí ahora? (Lo dicho, conversación de besugos)
— ¿Cómo estás tú aquí? (Pues yo he venido a hablar de mi libro…)
— También morí. (¡Otra muñeca pepona para Jack! y un DVD de “El sexto sentido”)
— Está bien. (Conversación de besugos…)
— Está bien. . (…besugos… muertos, claro)
— Está bien, hijo. (Si ya te dije yo que Bruce Willis no sobrevivía a un tiro en el estomago y éste menos a una puñalada trapera en la tripa)
— Te amo, papá. (Voy a llorar…¡¿dónde está el kleenex?! Vaya recursos de mi&%da)
— Yo también te amo, hijo. (Ahahhhhhgggg, ¡Chanquete, no te mueras!)


[…] PAUSA PARA IR A VOMITAR


— ¿Todos ellos están muertos? (Sí, Jack, es “El sexto sentido 3: la reunión”)
— Todos mueren alguna vez, hijo. (Kenny Mccormick varias…)
— Algunos de ellos antes que tú, algunos mucho después que tú. (Frase Zen de galleta de la suerte)

[…] PAUSA PARA IR A VOMITAR Y
VOMITAR


— ¿Dónde estamos, papá? (¡En un concierto de Falete, ca?*ones!)
— Este es un lugar que hicieron todos juntos para que pudieran encontrarse entre ustedes. (Se lo olvidó decir que también para tocar los gü¿%os a los friquis)


[…] PAUSA PARA IR A VOMITAR Y COMPRAR UN ARMA DE FUEGO


— ¿Para qué? (¡Eso!, ¿¿¡¡para qué hemos ‘perdido’ todo este tiempo!!??)
— Para recordar y dejar ir. […] Seguir adelante. (Pasen por caja… ¡Ca*%ones!)
— ¿A dónde vamos? (A j*d¿?nos ca/%nes hijos de...¡Vaya mie/*a!)
— Vamos a averiguarlo. (Cuando me muera os buscaré en ese p&%o cielo del tres al cuarto conseguido con una p#ta mie$&a de bomba de hidrógeno y os patearé el c*lo a todos hijos de p@ta)


BANG!

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