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lunes, 29 de enero de 2018

Expediente X (11x04) The Lost Art of Forehead Sweat: Quien controla el pasado, controla el futuro


Darin Morgan es un habitual del universo de “Expediente X” y ya nos sorprendió hace un par de años con el inteligencia y divertidoMulder & Scully Meet the Were-Monster. En esta ocasión, “The Lost Art of Forehead Sweat” habla sobre el Efecto ‘Mengele’ (que no Mandela) y la posibilidad de un gran poder pudiera orquestar una vía para manipular el pasado y, de este modo, seguir la orewlliana cita hasta el control del presente. ¿Y si se pudiera manipular la memoria para poder generar ese influjo siniestro hacia la cultura, la economía y, sobre todo, la política? Es cierto que el arte de los políticos es retorcer la mentira —y la verdad— hasta los límites del ridículo, y la hemeroteca suele ser la barra de medir de su hipocresía y falsedad. ¿Y si pudieran manipular la historia hasta el absurdo? El secreto, en realidad, es provocar que las personas ‘olviden’. ¿Lo harían esas grandes corporaciones, por ejemplo, con móviles que explotan o casos de envenenamiento masivo? Es curioso que uno de los aciertos del cuarto episodio de la undécima temporada de “The X-Files” sea ‘suprimir’ parte de esa gran empresa que empieza con ‘G’ como efecto de supresión y reprimir recuerdos en la sociedad. El libreto de Darin Morgan es también una extraña revisión y homenaje a la mitología de “Expediente X” y de “The Twilight Zone” o, lo que es lo mismo, series que se incrustaron en el subconsciente colectivo. Repasemos el episodio. 

El humor es la barra de medir un capítulo que trata de ser inteligentemente hilarante y, al mismo tiempo, coherente con su discurso sobre cómo manipular la nostalgia y transformar todo en algo distinto. Da la impresión, de que la sociedad se niega a aceptar que tal vez no existan ‘Ellos’ y que si están olvidando puede que sea debido a su propia estupidez. O todo sea causa de la locura de individuos que han cometido tantas maldades como aquello a los que tratan de responsabilizar de sus errores. Tal vez seamos demasiado adictos a las conspiraciones y “The Lost Art of Forehead Sweat” trata de integrar la posibilidad de que la pareja que conformó “Expediente X” fuera, en realidad, un trío. El funcionamiento inicial del episodio parece un bucle en ese aparcamiento en los que Fox y Scully tienen encuentros con Reggie Something (Brian Huskey) y la instauración del leitmotiv: la posibilidad de que ‘ellos’ estén manipulando los recuerdos de la sociedad para controlar el presente. ¿Significa todo lo anterior que fuimos víctimas nosotros mismos ante la posibilidad de que Reggie formara parte de los episodios más recordados de la serie? Desde OVNIS, el blanco y negro de “La Dimensión Desconocida” o el juego de memoria entre Mandela/Mengele —y la Invasión de Granada en 1983—, el capítulo se empapa de la serie B y las conspiraciones para conformar una crítica afilada sobre el pueblo estadounidense su elección de Trump en las últimas elecciones. 


En “The Lost Art of Forehead Sweat” los intentos de Reggie, por hacer ver a Mulder y Scully una gran conspiración, suponen un juego de Darin Morgan para confrontar la realidad/ficción de esa verdad que está en los márgenes de “Expediente X”. Por supuesto no van a faltar personajes siniestros como el Dr. Thaddeus Q. They o un alienígena de marras (con la capa de Elvis) para pulir, poco a poco, ese conjunto sobre el denominado Efecto Mandela (o Mengele). En cierta medida, la idea es dejarnos la posibilidad inicial a la que apunta Fox ante los sucesos que narra Reggie. ¿Es todo obra de un universo alternativo? ¿O, tal y como apunta el libreto, vivimos en tiempos en los que ya nadie es capaz de diferenciar la realidad y la ficción? ¿Los gobiernos, políticos y corporaciones, de este modo, son capaces de hacer lo que desean al creer el mundo al completo que sus siniestros planes son simples conspiraciones de usar y tirar? La sátira le sienta bien a “The Lost Art of Forehead Sweat” y veremos cómo Reggie, en sus distintos puestos al servicio del gobierno dentro de su cubículo, reduce las miserias de ese otro juego de realidad/ficción sobre el que se ha instaurado la CIA u otras agencias estadounidenses. Da lo mismo fantasear con ser parte del universo de “The X-Files” o, simplemente, ser un loco que necesita una camisa de fuerza. Ciertamente, tener las respuestas a todo por obra y gracia de una inteligencia superior provocaría el fin del mundo tal y como lo conocemos. ¿Estamos condenados a la ignorancia y (auto)suprimirnos nuestros recuerdos? ¿Vivimos en tiempos de la especulación y las ‘fake news’? Da la impresión de que todas esas secuencias teatrales de Mulder y Scully sirven para que la comedia tome el control en ese otro tema principal del capítulo con el que queda inaugurado: el mundo se ha vuelto loco.

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