Páginas Bastardas

domingo, 1 de enero de 2017

Feliz 2017… sin Ramón García


Tras hacer noticia la resistencia de WhatsApp durante Nochevieja —y la estabilidad de sus servidores al envío masivo de fotos del negro del ‘pollón’ con guirnaldas en la punta de la cachiporra— solamente podemos gritar de nuevo bien alto: el Fin del Mundo está cerca. Como todo parece girar respecto al repetitivo rito de celebrar la despedida del año que nos deja y centrarse en la novedad de ese nuevo lapso de 365 días, es hora de repasar la crónica televisiva donde el espectador tenía que elegir entre someterse a los designios del derrame cerebral o caer de nuevo en las mecánicas de las proposiciones de las cadenas españolas. Y, a estas alturas, ni Cachitos de hierro y cromo’ puede salvarnos. Sabíamos que Anne Igartiburu se había librado de Ramón García y había fichado a los de ‘Masterchef’ para que le dorasen la píldora mientras que Cristina Pedroche conspiraba junto a Alberto Chicote para dar las campanadas. Esa guerra entre La 1 y Antena 3 había dejado a Lara Álvarez y Carlos Sobera para Telecinco/Cuatro y, sobre todo, a Irene Junquera y Frank Blanco para La Sexta como opciones menos sugerentes de cara a la virilidad de las redes sociales. La presentadora más veterana de las Campanadas apostó por el habitual color rojo (que te la cojo) y un vestido de Lorenzo Caprile, muy similar a un modelo de Rita Hayworth de Mairena, para representar el baño de sangre tras la erradicación de su habitual pareja y conjurar a dioses primigenios que devoren el mundo (y las almas de todos sus habitantes). Lamentablemente para Igartiburu, y sus aspiraciones de subyugar al planeta, se olvidó de rebanar el gaznate y vientre de Pepe Rodríguez y Jordi Cruz y arrojar sus cuerpos todavía con vida por el balcón para que esas entidades monstruosas se hubieran dignado asomar alguna de sus patitas por la Puerta de Sol.

Antes de ceder al ‘trending topic’, señalar las otras propuestas del resto de cadenas dejando lo mejor (?) para el final. Mierdaset apostó por los camareros de ‘First Dates’ (como suena) y por Lara Álvarez y Carlos Sobera para ceder a la intrascendencia y al olvido. La presentadora apostó también por el rojo (que te la cojo) pero sus planes eran más baladíes que los de Igartiburu y simplemente no quería revelar al universo que todo lo que hace Telecirco no tiene por qué ser telebasura inmunda. No obstante, nadie podía comprender tal alegato teniendo al lado a Carlos Sobera y a los ‘camareros’ de un programa de citas cerca y ese logotipo que define uno de los grandes males de este siglo. Atresmedia, por su parte, decidió ubicar y orinar para La Sexta a Frank Blanco e Irene Junquera conociendo de antemano que su jugada era que ambos no robaran demasiado la audiencia que ansiaban para la atención que deseaban generar con Cristina Pedroche. 


Vamos al contenido cárnico de la función. El rol de la presentadora, ganadora recientemente del Nobel de Literatura por una entrevista que concedió a La Vanguardia, era dar las campanadas y desatar la ira de millones de tuiteros para, de este modo, dar sentido a una campaña y debate absurdo para una sociedad preocupada por saber quién gana la decimoséptima edición de ‘Gran Hermano’. Vestida con una creación de Hervé Moreau, Pedroche deseaba evocar a una noche estrellada para facilitar los juegos de palabras a los medios que querían estrellar su cara y presencia contra la humillación y escarnio nacional. Empapada hasta los pliegues del potorro de terciopelo azul noche y espachurrando sus pechos en un corsé, adornado con estrellas de plata realizadas a mano por abuelas explotadas en un geriátrico, Pedroche fue la gran ganadora de la Nochevieja. Con la capa robada de Ramón García el homenaje que desplegaba su look era un escupitajo repleto de ‘hamor’ a la cara de todos sus ‘haters’ para que siguieran ejerciendo sus actividades en redes sociales todo un nuevo año más. Las reacciones en modo rancio-cuñado no se hicieron esperar: ¿Es un bañador o un maillot? ¿Por qué no va directamente desnuda? ¿Por qué no hace un toples y se deja de tonterías? ¿Por qué tiene que amargarnos Año Nuevo con un vestido cada vez más horroroso y ridículo? ¿Por qué va así con las tetas aplastadas si no va a tener más audiencia? Todo el anterior debate entre primates es completamente insinuante para todos los buscadores de la ‘trospidez’ nacional pero no deja de remarcar que el foco de atención de la audiencia estaba completamente desviado siendo víctimas de un poder mayor que estaba confabulando en la sombras de esas estrellas sobre una oda al chonismo fashion.


Ciertamente, todo comenzó con las campanadas de Pocoyó el año pasado y en el presente se ha producido un suceso astral que marcará la vida en nuestro planeta para los próximos 5.000 años. La Orden de los Iluminados tiene planes para usted y pasaban porque se uniera a los chascarrillos de las redes sociales, cual borregos, sobre el vestido/bañador de la Pedroche. La realidad es mucho más oscura e inquietante ya que pocos se percataron de la ausencia de Ramón García. Según medios muy fiables, que publicaron en exclusiva noticias como la mujer de tres pechos o la detención de Banksy, Igartiburu era la responsable directa de tal decisión. Es conocido sobradamente que la actriz es una colaboradora de los Illuminati desde que la ficharon en una participación suya en una de ‘Star Trek’ y que éstos desean atentar contra el orden establecido en el universo. La erradicación de Ramontxu ha sido como perder la gravedad o el electromagnetismo y, tal hecho, ha provocado ya reacciones en el cosmos que comenzaremos a notar en breve. Teniendo en cuenta, además, que hasta tuvimos las campanadas por YouTube, por obra y desgracia de los mismos responsables del reinado de Igartiburu, solamente podemos gritar de nuevo bien alto: el Fin del Mundo está cerca… y esta vez sin Ramón García. AVISADOS quedan pues.


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