Páginas Bastardas

domingo, 15 de enero de 2017

High-Rise: De cómo el orden se transforma en caos por el ser humano

“High-Rise”
Director: Ben Wheatley
Reino Unido
2015

Sinopsis (Página Oficial):

1975. Dos millas al oeste de Londres. El doctor Robert Laing se muda a su nuevo apartamento buscando un desangelado anonimato, solo para descubrir que los residentes del edificio no tienen intención de dejarlo en paz. Resignado a las complejas dinámicas sociales que lo rodean, Laing afronta la situación y se convierte en un buen vecino. Mientras trata de establecer su posición, los buenos modales y la salud mental de Laing se desintegran con el edificio. Las luces se apagan y los ascensores no funcionan, pero la fiesta continúa. La gente es el problema. La bebida, la moneda de cambio. El sexo, la panacea.

Crítica Bastarda:

En tiempos en los que la distopía ha absorbido al séptimo arte y a la pequeña pantalla, la llegada de “High-Rise” nos recuerda que los planteamientos de la novela de J.G. Ballard siguen presentes aunque, no obstante, pueden ser cuestionados por la forma en una era en la que las adaptaciones suelen ser objetos de debates olvidándose del fondo. El filme de Ben Wheatley desvela esa separación entre los gustos del público general y los de la crítica cinematográfica (incluso polarizándose a nivel interno) apartándose de ese consenso más amplio que sí alcanzó “Rompenieves (Snowpiercer)” de Bong Joon-ho. Calificada por un gran espectro como una pretenciosa película posmoderna y sin sentido y en absoluto transgresora, la obra del autor “Turistas (Sightseers)” trata de comprimir a la sociedad, tal como nos indica la sinopsis, en «un edificio de 40 pisos de alto con 1.000 apartamentos, piscina, supermercado, colegio y todo tipo de servicios». La Torre Elysium se conforma, de este modo, en la base para confeccionar una metáfora en la que toda civilización está condenada ante el peligro de la autodestrucción al basarse en un sistema de clases, jerarquías y en el que el máximo orden y control está siempre sometido a transformarse en caos. 


“High-Rise” trata de despuntar en ese universo que propicia su contenido respecto a la condición humana, denotando que los sistemas suelen ser ejes opresores para el individuo. Posiblemente aquello que nos sugiera también el filme de Wheatley es que el ser humano se adapta a cualquier estructura de poder, por caótica y violenta que ésta sea porque, al fin y al cabo, nadie se atreve a cuestionar el sistema en el que se ve inmerso más allá de ese proceso de ajuste implícito en la supervivencia humana. Da lo mismo que nos envuelva y atrape una distopía o universo alternativo porque la condición es siempre la misma: sobrevivir a todo el delirio planteado por absurdo que puede parecer. Tal vez su ambición formal se convirtiera en su perdición de cara al público general pero, por el contrario, el film del director de “Kill List” se deja llevar por su capacidad barroca para sugerir posibilidades visuales de grandes directores e integrarlas dentro de ese carcasa atemporal de la que impregna la obra. Es coherente que la locura del argumento también se traslade a la perversión de la sociedad por integrar un sistema de clases amparado en el poder y en la imposibilidad de quebrar un sistema capitalista al sugerir la anarquía y el caos absoluto en su ausencia. Es posible que J.G. Ballard ya sugiriera un futuro desalentador para la sociedad atrapada en unos ritos cíclicos que la condenarían a su autodestrucción y a engullirse a sí misma. 


En la cinta el rascacielos se erige como una gran parábola en la que se traza una constante junto al sexo y la capacidad del ser humano por un sentido extravagante y hedonista, fortificado en sus delirios y mecánicas en comunidad. Es posible que la mala recepción de una brillante pieza audiovisual como la que nos propone Ben Wheatley se sume a joyas incomprendidas como Cosmopolisde David Cronenberg, siendo sus conceptos afines a las propias críticas planteadas sobre una sociedad incapaz de asimilar su condición proyectada delante de sus narices. Al fin y al cabo, ese rascacielos fílmico sigue siendo un fiel reflejo del propio espectador que observa y cuestiona ese objeto que es una imagen de ellos mismos.

Licencia de Creative Commons
Historias Bastardas Extraordinarias by Maldito Bastardo is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional License.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Lea antes los Mandamientos de este blog.