Páginas Bastardas

martes, 28 de mayo de 2013

Save me: Profeta y ama de casa

Serie de TV
“Save me
EEUU
2013

Sinopsis (Página Oficial):

La nominada al Emmy, Anne Heche (“Hung”), da vida a Beth Harper en la nueva comedia de la NBC sobre una familia del Medio Oeste no tan ordinaria. Después de atragantarse con un gran sándwich en su cocina y de su sufrimiento por una experiencia dramática cercana a la muerte, Beth —una esposa y madre ausente— se vigoriza y afirma que ahora puede hablar con Dios. Su hija adolescente, Emily (Madison Davenport, “Shameless”), se horroriza y su marido, Tom (Michael Landes, “Destino Final 2”), se muestra escéptico. Para empeorar las cosas, la ex amante de Tom, Carly McKenna (Alexandra Breckenridge, American Horror Story), está en coma después de toparse con un rayo en el patio delantero de los Harper con Beth como aparente motivo del mismo. Mientras que Beth enciende su nueva vida, se esfuerza por hacer las paces con la gente que ha perturbado a lo largo de los años, incluyendo amigos y vecinos Jenna Dennings (Heather Burns, “Bored to Death”) y Maggie Tompkins (Joy Osmanski, “Colgados en Filadelfia”). A pesar de la dudas iniciales de cada uno, Beth comienza a ganarse a la gente con su nueva actitud positiva, alegre, optimista y de puro amor desenfrenado.

Crítica Bastarda:

Polémicas de plagio aparte con la webserie “The Book of Dallas”, “Save me” podría llegar como una versión religiosa y mainstream de Iluminadaal servicio esta vez de Anne Heche. Paradójicamente, la comedia creada por John Scott Shepherd necesita de un milagro para poder echar raíces en la NBC después de su flojo estreno vía capítulo doble. ¿Merece la pena? No. ¿Resulta, al menos, divertida/entretenida? Pregúntele a su Dios interior… El argumento de la nueva sitcom de la cadena del pavo real (sí, esa que hay fulminado TODAS sus comedias menos sus series de culto como “Parks and Recreation” y Community”) no aporta inteligencia ni brillantez al redentor argumento. La protagonista —un alma descarriada, cuya familia está rota, su matrimonio está al borde del divorcio con una amante por medio y sus amigos le han dado la espalda por sus continuados escándalos debido a su alcoholismo desmedido— comienza a escuchar la voz de Dios desde una noche en la que debería haber muerto asfixiada por un macro-sándwich que se estaba metiendo entre pecho y espalda en plena borrachera e intento de asesinato de su esposo.


La redención va a ser obvia y también el sentimiento de que en cualquier momento puede aparecer una ambulancia para colocarla una camisa de fuerza. La explicación médica pasa por la estimulación del cerebro —en la parte izquierda de la frente— que hacen los monjes tibetanos y que les permite tener un canal de conexión… ¿divina? “Save me” juega en un campo lleno de minas: el creyente puede considerar blasfemo su argumento y una burla a su religión, mientras que el ateo/agnóstico eludirá la sitcom al pensarse que es propaganda religiosa. Es precisamente en ese punto en el que la comedia no alcanza el equilibro que pretende: ni resulta irreverente porque parece demasiado comedida, ni tampoco reflexiva de cara al espectador al no empatizar para nada con ninguno de los personajes. Entre una ex alcohólica adicta al escándalo público y que resulta insoportable desde que ha ‘visto la luz’, un padre adultero y una hija listilla en plena edad del pavo, es imposible que alguien pueda querer a alguno de los protagonistas. Sobre todo teniendo en cuenta que las malas lenguas indican que la serie debería haberse emitido hace ya un año, pero la NBC no ha encontrado un ‘hueco’ hasta ahora para ‘liquidar’ el encargo lo antes posible.


Realmente la ficción monopolizada por Anne Heche habla de la redención personal y anímica gracias a una voz interior propia. Pero, aquí, la combinación de penitencia y locura no está al tono celestial pertinente. ¿Funcionará mejor la serie con una personificación de esa voz divina en la figura de un personaje… o no sería más de lo mismo con esa figura angelical al lado del oído dictando sentencia? En esta comedia el diablo es el pasado de la protagonista… ¿y guiño a la propia actriz? Ser mejor persona y los intentos de conseguirlo parecen el relleno anímico, sentimental y familiar para conseguir las carcajadas al otro la de la pantalla. Unas carcajadas que, obviamente, no aparecen por mucho que rece la protagonista en plena taza del váter. No sé si “Save me” puede llegar a albergar alguna sensación de futuro en un conjunto en el que parece prácticamente todo profetizado en sus primeros dos capítulos… La serie debería ser menos familiar y más metaficcional con esa conexión con el mismísimo cielo. Creo que funcionaría mejor si el personaje que interpreta Anne Heche fuera una guionista que intenta vender una comedia a la NBC y su voz interior no para de repetirle: ¡NO LO HAGAS! ¡NO LO HAGAS! ¡NO LO HAGAS! O realmente no nos interesa la redención de los personajes más allá de un desenlace. “Save me” sería, por lo tanto, muy divertida si la voz fuera del Diablo en vez de Dios. Una especie de cruce de Mary Eunice de American Horror Story: Asylum con una de las protagonistas de “Mujeres desesperadas”… porque, seamos sinceros, ¿desde cuándo fue divertido hacer el bien? 

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