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martes, 16 de abril de 2013

Mad Men (6x03) The Collaborators: Guerras perdidas y gallinas

La elegancia de “Mad Men” siempre ha sido nuestro acompañante desde hace la primera temporada hasta la presente. Es la sexta y la evolución del personaje principal, que ha marcado un antes y después en la televisión, sigue vigente. ¿Quién es realmente Don Draper? ¿Quién quiere ser? La construcción de un sueño sobre una alegoría publicitaria de saber vender una imagen ha fomentado una ensoñación en la que el propio protagonista se ha visto atrapado. ¿El sueño americano se convirtió en pesadilla? Cócteles y cigarrillos aparte, Draper sigue planteándose su vida real más allá del trabajo: desea todo pero puede que se quede sin nada. Al final de la quinta temporada comprobamos que Draper estaba insatisfecho nuevamente con la enésima reinvención sobre su vida y ahora deberíamos comprobar el abismo en el que quiere caer. Aquel precipicio que nos anuncia sus títulos de crédito y vuelve a desear dibujar sus afilados salientes. “The Collaborators” es el tercer capítulo de la sexta temporada de “Mad Men” y quiere asentar aquello que veremos en la presente entrega.

Casa de los Campbell. Mientras que Pete está ligando en el recibidor, Trudy parece hacer lo mismo en el salón. El juego de flirteo sobre parejas del barrio parece un juego… pero sabemos que la bragueta de Pete oscila repetidamente. Los norcoreanos y la situación crítica de la guerra de Vietnam ‘de fondo musical’ son una reiterada constante en un capítulo marcado por batallas perdidas… y da lo mismo que te lo diga Winston Churchill o tu madre. Los personajes nuevos de la presente temporada nos traen al nuevo amor de Don, Sylvia Rosen. La profesión de su marido, el Dr. Arnold Rosen, facilita su aproximamiento pero en toda relación habitan daños colaterales. Los dos matrimonios tienen cena a la vista pero Don se convierte en un inquilino habitual de Sylvia cuando su marido no está en casa. Un aborto involuntario de Megan complica las cosas al no confesarlo a su marido directamente y sacarlo en una crisis a la amante de su marido…


En “The Collaborators” tendremos un flashback de la infancia de Dick Whitman y su madre embarazada. También conocerá a la hermana de Abigail, Ernestine, en el burdel donde se crió. Mack parece el ejemplo práctico a seguir… el único ejemplo. El gallo de la granja y las cerraduras se convierten en aulas de una nueva escuela para aprender. ¿Si te crías en un burdel serás el mejor de los casanovas? Sylvia y Don se sienten mal por aquello que hacen pero también atrapados y adictos el uno al otro. Ya conocíamos los enamoramientos de Don en ese calidoscopio de hallar una identidad real… pero todo acaba en mera imitación. En esta aventura no quieren enamorarse pero no puede dejar de pensar en Sylvia. Quedará de nuevo atrapado de nuevo en una nueva mentira y, por suerte, el aborto de Megan evita que las ataduras se prolonguen. Ataduras que se verán rotas en una nueva crisis de los Campbell. Pete se lía con Brenda, una de las vecinas, se acuestan y ella quiere más y Pete desea ir poco a poco. La situación estalla repentinamente: Pete y Trudy escucharán gritos de auxilio fuera de su casa y descubrirán a Brenda ensangrentada en su propia puerta y su marido gritando desde el exterior a Pete que ahora es su problema. La infidelidad al descubierto desvela una de esas secuencias prototipo de “Mad Men” donde nada explota rápidamente. Trudy ayudará a Brenda como buena samaritana y los adúlteros serán castigados: Brenda se dará cuenta que Pete no está enamorado de ella y Campbell es expulsado del hogar por su mujer a la mañana siguiente. Trudy parece consentir las infidelidades de su marido pero no consiente en absoluto ni tolera que lleve sus aventuras sexuales a su propio territorio. La distancia está marcada y la amenaza es irrevocable.


Los inconvenientes sociales/laborales/personales de Peggy siguen presentes en su nueva empresa. Ser jefa y perfeccionista equivale a ser la más odiada de la empresa. Sus intentos por empatizar con sus subordinados generarán una broma y sus conversaciones con Stan provocarán que Ted quiera aprovecharse del odio entre los representantes de Heinz. Las guerras se ganan así… y los enemigos, enemigos son. ¿Le quedarán amigos a Peggy cuando acabe la serie a este paso? La elegancia de “Mad Men” por estilizar el melodrama y sacar situaciones brillantes deriva en esa cena a cuatro, con dos matrimonios, que queda reducida a los amantes. Posiblemente esa comparación del gallo en la granja sea admisible a la vida actual de Draper. Joan y Herb Rennet vuelven a encontrarse y Don es receloso de que ‘el gordo’ de Jaguar metiera sus manos entre tanta carne y pectoral. ¡Esa gallina era suya! Draper no está conforme con las ideas y estrategias de Jaguar y la auto-inmolación es visible. Don intentará buscar su consuelo con Sylvia pero Arnold está en casa… Draper tendrá que satisfacerse con su actual 'primera' gallina y mujer… y recuerda en un flashback cómo veía a Mack (proto-gallo) y a su propia madre mantener relaciones sexuales a través del ojo de la cerradura. Don, en su presente, se quedará fuera de la puerta de su apartamento, sentándose en el pasillo, y apoyándose contra la pared. A Matthew Weiner siempre le ha gustado jugar al despiste y dejar la incógnita final como el halo de un cigarrillo cuando se apaga: ¿resurgirá la llama o quedará sumido en simples cenizas? 

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