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martes, 5 de febrero de 2013

The Following (1x03) The Poet's Fire: Reglas

“The Following”, creada por Kevin Williamson (“Scream”), puede que se convierta en el estreno más exitoso de esta midseason. Desde luego, parece que es el más popular de momento aunque Edgar Allan Poe se estará revolviendo en su tumba con casi completa seguridad. Un empacho y empaque de “El silencio de los corderos” con todo lo habido-y-por-haber del género de asesinos en serie e investigadores tras su pista, ha generado en una serie con tantas posibilidades como futuras ausencias. De momento, los creadores no quiere jugar ninguna carta por encima del resto y la ficción quiere ofrecer un mosaico-popurrí de drama, terror, thriller y casquería. Llegó el tercer capítulo de la primera temporada de “The Following” titulado “The Poet's Fire” y es momento de repasarlo o morir en el intento.

¿No somos capaces de liberarnos y hacer lo que queramos siempre y cuando estemos dispuestos a pagar con la vida? ¿Cuál es vuestro código moral? Haced que sea único para vosotros… y marcará vuestra escritura.
Sobre reglas y nuevas sorpresas trata “The Poet's Fire”. Ya sabíamos que Joe Carroll es un experto manipulador de mentes débiles (y no tan-tan-y-tan débiles) y que si no hubiera sido asesino en serie y escritor, habría fundado una nueva religión con cientos de miles de feligreses. Una mezcla de lo anterior es lo que nos plantea “The Following”, entre la violencia del pueblo norteamericano y su amor hacía la sangre y el fervor popular respecto a los psicópatas como religión particular. Toda una secta asesina cuya firma es matarte sacándote los ojos. ¿Alegoría de ver esta serie? No es que recitar a ‘The Raven’ antes de prender fuego a un hombre sea blasfemia sino que descubrimos que en el cierre del anterior capítulo y principio de este una nueva revelación: la víctima es un crítico literario que puso a parir el famoso libro de Carroll. Sumaos una nueva referencia al gazpacho gore: “Matar o no matar, éste es el problema”, la insuperable comedia negra protagonizada por Vincent Price. Y es que Carroll quiere cerras asuntos pendientes y uno de ellos pasa por liquidar a todos los que le hicieron daño cuando era artista de la palabra.


Las armas de la serie son los flashbacks como cliffhangers previsibles e internos. Veremos que Joe y Ryan se conocieron cundo este último investigaba el caso y el agente quedó prendando del buen whisky y encantos del profesor de universidad. Es un manipulador nato y lo único que tienen para detenerlo es a Jordy, que se recupera y canta ante los interrogatorios… y no el sentido confesor de la palabra. El pirómano es identificado, así como su siguiente víctima… aunque, como siempre, no llegan a tiempo. En su casa encuentran a su mujer al borde del ataque de nervios y de la que está divorciado y a la que apuñaló en el pasado. Los recursos de la serie son siempre los mismos: el inocente es el asesino. Así, la mujer del identificado pirómano estaba dentro del club de sicarios en nombre de Poe y tendremos una baja importante del equipo, aunque Ryan se sobrepondrá a su marcapasos y acaba con el pirómano. Ya me parecía raro que el agente Reilly (Billy Brown) estuviera ‘acreditado’ en tres capítulos únicamente… Raro, raro… En fin, descanse en paz. ¿Cómo esta serie?


Los que no van a descansar tranquilos son los asesinos en la casa de Gran Hermano. Will Wilson y Paul Torres fingían ser gays pero en realidad eran gays. El problema es que Emma Hill era la novia de Will antes de ser gay y ahora Paul quiere que no se cambie de acera. Hay tensión de reality y, finalmente, amenazas. Paul se va con un corte en el brazo pero vuelve con una china amordazada y sin hacer ruido, oigan. No quiere ser un tercero sino el primero en el corazón de su ex que nunca fue un ex. Pocas veces hemos visto una triángulo romántico tan… tan… Cómo definirlo… tan… tan… ¿poeniano o peneniano? Claire Matthews se llevará el disgusto del capítulo al enterarse que su hijo Joey va a ser entrenado para convertirse en el primer asesino en serie más pequeño de la ficción norteamericana. ¿No lo era ya el ‘Muñeco Diabólico’ AKA Chucky? ¡Eso sí que era un asesino en serio y en serie!

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