Páginas Bastardas

lunes, 24 de diciembre de 2012

Sin tregua (End of Watch): Apatrullando la ciudad

Sin tregua (End of Watch)”
Título original: End of Watch
Director: David Ayer
EEUU
2012

Sinopsis (Página Oficial):

En “Sin tregua (End of watch)”, dos jóvenes policías de Los Ángeles, Taylor (Jake Gyllenhaal) y Zavala (Michael Peña), se dedican a patrullar en las calles más humildes del sur de la ciudad. Sus vidas se pondrán en peligro después de confiscar un alijo de dinero y armas de un cártel de la droga durante un control de tráfico.

Crítica Bastarda:  

Desde “Cops” (1989) y sus 24 temporadas (y las que quedan) la vida real-profesional-ociosa-peligrosa del cuerpo policial (y lo que no es cuerpo) se hizo video y cámara de vigilancia como testigo de la acción. La evolución pasó desde el videojuego, la primera persona vía micro-cámara o webcam y la última (y reciclada) moda del found-footage como exposición low-cost argumentos trillados. Un poco de todo anterior, como si fuera un buffet libre, es lo que propone el filme independiente de David Ayer. Costó apenas 7 millones de dólares y recaudó 40 en el boxoffice norteamericano siendo nº en taquilla la semana de su estreno. Tal vez tal delator identificativo en el cartel nos dé claramente una pieza para juzgar ese fondo que oculta una atractiva forma. A buen cinéfilo entendedor, pocas ‘etiquetas’ bastan…


Las sobrevaloradas “Dueños de la calle” y “Training Day” (sí, sobrevaloradas) necesitaban del apoyo de una nueva fracción a modo de tridente y docu-reality para su propio autor: David Ayer. Quiere hablarnos de la hermandad, la fraternidad, mezclar el cártel de la droga con el drama familiar y personal de sus personajes, introducir acción adrenalínica con un mosaico de imágenes de cámaras de mano, invisibles y todo tipo de perspectivas. End of Watch (EOW) determina el final de la jornada de un policía… acabe vivo o muerto. Pero mi EOW dentro de “Sin tregua (End of Watch)” no viene determinado por un argumento insostenible ni un rutinario thriller de acción con personajes de videojuego ni la fraternidad de la que hacen gala… sino desde su presunta originalidad en esa forma que ni es original ni que realmente es forma. Es cierto que las nuevas modas están marcadas por The Raid —y me atrevería a decir por la estética y calado de ‘Grand Theft Auto’— y el filme de Ayer tiene una interesante carta en la recta final que podría haber jugado antes y mejor. Su vocación, por el contrario, es ofrecer un retrato humano, esclarecedor y flagrantemente tramposo desde un punto de vista manipulado. En teoría, la crónica desde de esos 360º de filmación incluye puntos de vista inexistentes con cámaras inexistentes que manipulan al espectador... inexistente.


El estafador punto de vista deja a la propuesta entre Project X y una spoof movie policial involuntaria. Por si fuera poco, llega el final… Uno de los más absurdos, tramposos y mediocres que recuerdo. [SPOILER] Para empezar y ubicarnos todo se resuelve en un callejón con dos agentes fusilados para que los villanos también sean fusilados y que no queden libres de la conciencia asesina del pueblo norteamericano. Con tanto fusilamiento, el espectador acaba también fusilado… O al menos, sus neuronas. Vemos que pese a recibir 1.004.458.589 millones de balas, el personaje de Jake Gyllenhaal sobrevive con una magulladura, dos moratones, el brazo vendado y una ligera cojera similar a cuando le enculó Heath Ledger en “Brokeback Mountain”. El personaje de Michael Peña sí que muere… ¿Para compensar? Para compensar nos muestran una anécdota final que se produce en la mañana de la noche de los fusilamientos y que, aparte de romper la película y resultar mala de por sí, hace que la sensación final sea de una auténtica tomadura de pelo.

Me quedo con su arranque y esa voz en off determinante de Jake Gyllenhaal aunque en otro torrentiano contexto pudiera parecer la letra alternativa del ‘Apatrullando la ciudad’ de El Fary:
Soy la policía.

Y estoy aquí para arrestarte. Has violado la ley. Yo no escribo la ley. Incluso puedo no estar de acuerdo con la ley. Pero la voy a cumplir. No importa cómo te declares, engatuses, ruegues o intentes remover mis simpatías, nada que hagas me detendrá de ponerte en una jaula de acero de barras grises.

Si huyes, te perseguiré. Si me peleas, te pelearé. Si me disparas, te dispararé. Por la ley soy incapaz de alejarme. Soy una consecuencia. Yo soy la cuenta sin pagar. Soy el destino con placa y pistola. Detrás de mi placa está un corazón como el tuyo. Sangro. Pienso. Amo. Y sí, me pueden matar.

Y aunque no soy más que un hombre… tengo miles de hermanos y hermanas que son lo mismo que yo. Darán su vida por mí. Y yo por la de ellos.

Vigilamos juntos. Una delgada línea azul. Proteger la presa de los depredadores. Al bueno del malo.

¡Somos la policía!
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