Páginas Bastardas

jueves, 16 de agosto de 2012

Al borde del abismo: Al borde del satanismo

 “Al borde del abismo”
(2012)
EEUU
Director: Asger Leth
Título original: “Man on a Ledge”

Sinopsis (Página Oficial):

“Al borde del abismo” (“Man on a ledge”) nos relatará la historia de un ex policía que ingresa en la cárcel tras ser acusado de cometer un crimen en el que asegura no haber participado. El hombre escapa de la prisión y se sube a lo más alto de un hotel de Manhattan, lugar desde el que amenaza con tirarse. Pero su comportamiento tal vez sea una estratagema para despistar a las autoridades mientras unos ladrones llevan a cabo un importante atraco.

Crítica Bastarda:

La premisa es la siguiente: ¿hasta dónde llegarías para desenmascarar a quién te lo ha quitado todo? Tu honor, familia… ¿Qué harías? En la vida real te aguantarías sin respirar hasta morir… o te harías satánico para practicar la magia negra contra tus viles enemigos. Pero esto es una película de Sam Worthington y toca sufrir… o lanzarse al vacío. ¿“Al borde del abismo” quiere que el espectador también se suba a una azotea y amenace a Hollywood con tirarse si siguen haciendo películas como “Al borde del abismo”? ¿O quieren que nos hagamos satánicos y les pongamos dos velas negras?

Que corra el aire
Como es una película de Sam Worthington hará lo que haga falta por recuperar su honor y vengar la muerte de su tamagotchi. Pero este chico no es tonto… ¡Tiene un plan! Y llegan los giros y más giros… venganzas del pasado y heroínas por medio y para que el héroe las dé por todo el medio. Entre la comedia involuntaria y la tomadura de pelo la repisa aquí la pone las neuronas del espectador. En sí, “Al borde del abismo” se describe a sí misma desde su argumento: una acumulación de distracciones absurdas para ofrecernos el final ‘tontuno’ de siempre.

Los libros de historia cinematográfica dirán de esta película: «Tienes menos carisma que Sam Worthington…» y «No sé por qué ponen los dientes largos al espectador al desear que el protagonista salte de la azotea a los cinco minutos de subir en la misma».

Distracciones y abismos

Menos mal que hay grandes diálogos que dejan a Wilder y Lubitsch en paños menores del tipo: 

—Pegas como una niña. ¿De dónde eres? ¿De Jersey?
—No, soy del Bronx

Sí, estoy siendo irónico… Y un poco de ironía no le vendría mal a esta película.

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