Páginas Bastardas

domingo, 9 de octubre de 2011

Suburgatory: El Infierno está en las afueras

Serie de TV
“Suburgatory”
(2011)
EEUU

Sinopsis (Filmaffinity):

La serie describe la vida de un padre divorciado que decide alejarse de Nueva York, mudándose a los suburbios para poder dar a su hija de 16 años una vida mejor. Sin embargo, los suburbios hacen a la hija preguntarse si han entrado en el mundo de “Las mujeres perfectas” (Frank Oz) después de ver la ‘perfección’ de su nuevo hogar, incluso la bienvenida que les dan sus nuevos vecinos.

Crítica Bastarda:

Muchas veces la premisa de la ficción televisiva y cinematográfica parte del cambio de hogar de los protagonistas y “Suburgatory”, obvio cruce de palabras descriptivo de la serie, no quiere ser una excepción. Los suburbios, visto como purgatorio existencial de una adolescente terminal en una terapia de choque sexual impuesta por su padre, puede generar un universo cómico. Tal y como describe su protagonista una caja de gomas, encontradas y confiscadas por su padre, suponen su exilio a un nuevo hogar plástico de la periferia. Nos recuerda a la frase célebre de la madre de Amy Farrah Fowler en la quinta temporada de “The Big Bang Theory” y única plasmada en el anuario de la solitaria y supra-inteligente chica:
«El autorrespeto y un himen son mejores que los amigos y la diversión. Te quiere, Mamá»
'Amiga' plástica
Con esa premisa nuestro loco Billy de “A dos metros bajo tierra” (que pretende ser un padre juvenil y colega) se muda con su hija a un barrio residencial de la periferia de Manhattan, muy en la onda de un largo número de series y películas referenciales. Allí, el implante mamario, el Red Bull Light, como dieta de las 1000 calorías, y ser una fashion victim está a la orden del día. También tener una barbacoa como requisito social. ¡Bienvenida a purgatorio y a la ciudad de plástico! Aunque esta vez la expiación será para ambos.

Mamá plastificada de remplazo
Obviamente ser una chica irónica e inconformista y llevar botas te puede convertir en posible lesbiana y entender a las madres que pueblan el nuevo ecosistema en la más difícil de las asignaturas. También la sobredosis de hormonas adolescentes puede crear precisamente problemas que se intentaban evitar y ser un padre divorciado sin canas te transforma en objetivo sexual del vecindario y vecinas cotillas. Y así Dalia y su madre Dallas pasan también a formar parte de la vida de estudiante y personal de ambos. No serán los únicos porque el arsenal de secundarios parece ilimitado aunque, no obstante, los soliloquios en voz en off de la protagonista y su introducción a un nuevo mundo multi-color la sitúan en la onda de “Awkward.”, restando los ocho temas musicales que aparecen por episodio en la serie de la MTV. Se deja ver aunque se nota que su ironía está reñida a su intrascendencia y ciertamente limitada a un target de audiencia (post)adolescente y adicta al plástico y al Red Bull Light.

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